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A consciência histórica do Cristianismo

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terça-feira, 21 de abril de 2009

Tratado de Tertuliano sobre o Batismo





"En lo que se refiere al bautismo, tenéis que bautizar así: Habiendo dicho todas estas cosas, bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y el Espíritu Santo, en agua viva. Si no tienes agua viva, bautiza con otra agua. Si no puedes con agua fría, hazlo con caliente. Si no tienes ni una ni otra, derrama agua sobre la cabeza tres veces, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Antes del Bautismo, ayunen el bautizante y el bautizando y algunos otros que puedan. Pero al bautizando le ordenarás que ayune uno o dos lías antes (cap. 7)." Tertuliano



No hace diferencia alguna el que uno se bautice en el mar o en un estanque, en un río o en una fuente, en un lago o en un recipiente: ni hay diferencia entre aquellos que Juan bautizó en el Jordán y los que Pedro bautizó en el Tíber, así como no recibió ni más ni menos en orden a la salvación aquel eunuco a quien Felipe yendo de camino bautizó en una agua que al azar encontraron. Todas las aguas, en virtud de la cualidad de su mismo origen primero, llevan a cabo el misterio de la santificación (sacramentum sanctificationis consequuntur) por la invocación de Dios: entonces sobreviene al punto el Espiritu del cielo y permanece sobre las aguas, santificándolas con su propia virtud de suerte que, una vez así santificadas, queden impregnadas de fuerza santificadora. Hay en esto una analogía con una realidad bien sencilla: por los pecados nos manchamos con una especie de suciedad, y con el agua nos lavamos. Los pecados no aparecen en la carne: no aparecen sobre la piel de nadie las manchas de la idolatría, la lujuria o el robo, pero la suciedad de estas cosas está en el espiritu del que las ha cometido, porque el espíritu es el señor, y la carne es la sierva. Sin embargo, ambos se comunican mutuamente el reato de culpa, ya que la incitación fue del espiritu, y la ejecución de la carne. Entonces, habiendo recibido las aguas en cierto sentido una virtud medicinal por la intervención del ángel, el espiritu se disuelve como corporalmente en el agua, y la carne en la misma agua se purifica espiritualmente...



...Esto de que un ángel intervenga en el agua, aunque parezca cosa nueva tiene un precedente que era imagen de lo que había de suceder: Un ángel intervenía en la piscina de Betsaida removiendo las aguas. Estaban al acecho los que sufrían enfermedades, pues el que se adelantaba a bajar al agua dejaba de sentirse enfermo una vez bañado. Esta curación corporal era una imagen para explicar la curación espiritual, a la manera con que siempre las cosas carnales preceden a las espirituales de las que son figura (semper carnalia in figuram spiritalium antecedunt). Ahora bien, cuando creció en todos la gracia de Dios, creció también la virtud del agua y del ángel: lo que antes era remedio de los defectos del cuerpo, ahora es remedio del espíritu; lo que conseguía la salud temporal, ahora restablece la eterna; lo que antes liberaba a uno cada año, ahora salva todos los días a pueblos enteros de los que expulsa la muerte por la ablución de los pecados... Por este medio el hombre, que desde un principio había sido hecho a imagen de Dios, es restituido a su semejanza, y hay que notar que la imagen se entiende de la semejanza exterior (in effigie), la semejanza de la eterna (in aeternitate). En el bautismo recibe el hombre aquel Espíritu que originariamente había recibido por el soplo de Dios, y que luego perdió por el pecado." Id El Bautismo

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